¿Has sentido esa
extraña sensación de vértigo antes de subir a un avión? Pues eso y mucho más sentí al estar
parado frente al transbordador de la empresa cuyo nombre me es impronunciable.
Antes de subir, pasé a una sala donde te hacen un pequeño test de estado físico para probar el traje espacial.
Para ser sincero, es una de las cosas más horribles que me he puesto (y eso
que he vestido sandalias con calcetines), aunque no me importó mucho pues iba
al espacio, no a una pasarela. Apenas logré ponerme el pesado e incómodo traje (¡Pesa 126
kilos!), oí una voz masculina que se proyectaba desde los altavoces que decía; Atención, Atención, próxima salida a
las 1.700 horas con destino a Júpiter.
Era mi llamada.
Ansioso como niño en navidad, caminaba con dirección a la nave. No saben cuánto deseaba
tomar una fotografía, pero cuando saqué la cámara, la foto fue bloqueada por una gigantesca mano que dejó la foto en
negro. “No está permitido tomar
fotografías” me respondieron con voz brusca… Supongo que no quieren ver sus feos
rostros en un blog.
Al subir, me senté de forma vertical, mirando hacia el cielo y después de unas
cuantas sacudidas, ya estábamos en el espacio. En tan solo 38 minutos cruzamos más de 679.000.000
Km de distancia de nuestro planeta. Nos advirtieron que no debíamos bajar de
la nave mientras estuviese cerca de Júpiter debido a que esta podría arrastrarnos
hacia el núcleo del planeta donde la presión acabaría inmediatamente
con nuestro pobre cuerpecito compuesto de agua.
Luego de un tiempo de viaje, nos mantuvimos sobre el planeta. Yo
estaba feliz porque podría ver por primera vez los anillos de Júpiter… Cuando me asomé a la
ventanilla, pues ¡NO HABÍA NADA! Con el alma quebrada me acerqué al guía para que me diera una explicación y quien era
responsable de partir mi corazón. La respuesta me dejó anonadado.
No es que hubiese desaparecido el anillo, sino que
era INVISIBLE. Los Responsables de
que estos anillos se puedan ver son el sol y el polvo que se desprende de las
lunas jovianas que son golpeadas por meteoros. Al ser brillosos, el sol las
ilumina y Júpiter, gracias a su gravedad, los hace girar a su alrededor como
vistiéndose y regocijándose con ellos. Al menos pude ver la gran mancha roja, ¿Sabían que es un
huracán constante y ha existido por 300 años? Yo tampoco podía creerlo,
aunque estudios indican que se está deteniendo. (¿¡Por qué la vida es tan
cruel!?).
Frente al asiento de adelante, me encontré con una pequeña cartola que
traía información curiosa como; 24 horas
terrestres equivalen a 9.92 horas en Júpiter, su masa
es de 317. 82 veces la tierra, la empresa no se hace responsable por hurtos o
extravíos, Júpiter posee 62 satélites
conocidos.
Lo más entretenido fueron sus lunas, al menos sus cuatro más importantes; Ganimedes, Europa, Calipso e Ío. De estas, solo se pudo visitar Calipso, Europa e Ío.
- Europa: 100% Recomendado. A menos que no sepas patinar, esta luna es un
verdadero paraíso. Imagina una pista de patinaje donde el límite es el
horizonte… Increíble ¿no? Esta luna se
caracteriza por su hielo uniforme. Se cree que bajo la gruesa capa de hielo se
encuentra un mar salado y que su núcleo es metálico.
- Calipso: Este satélite también es increíble. Su superficie de múltiples agujeros la convirtieron en
el campo de golf intergaláctico, donde malos jugadores aportan su granito de arena al cinturón de Júpiter. También está congelado por
sus altas temperaturas y estudios estiman que tiene 90 Km de profundidad de
agua salada.
- Io: No se pudo bajar a este satélite debido a las constantes
erupciones volcánicas de azufre producidas por el mismo sistema de marea que tiene
la Luna con la Tierra, pero en este caso con Júpiter y sus demás lunas. Si
bien no se puede caminar por su superficie, el ver las erupciones desde la
ventanilla es un espectáculo digno de presenciar. El cielo de Shanghái al año nuevo no es
nada comparado con lo que vi por aquel cristal que me separaba de un evento
incomparable.
En síntesis, fue uno de los viajes más hermosos y dignos que he tenido en
mi vida. Júpiter, a pesar de su atmosfera llena de hidrógeno y helio,
nos proporciona una vista espectacular, llena de asombro y belleza. Cabe
mencionar además que es nuestro protector, cuya gravedad nos mantiene a salvo algún meteoro
perdido entre la galaxia ya que los atrae hacia él. Su atmosfera toxica hace imposible
la vida humana, además de sus constantes tormentas eléctricas y tornados de metano… Tan bello
planeta me recuerda a una canción de Poison “Every rose has i´ts thorn”.
Si tienen la oportunidad de recrear mi viaje, háganlo. Les
aseguro que no se arrepentirán y tendrán una genial historia de aventuras para sus nietos, bis nietos y
todo extraño que se pare a hablar.
Integrantes:
Carlos Contreras.
Dayana Cumilef.
Harif Garate.
Alberto Mercado.
Beatriz Pino.
Romina Tamburini.
Bibliografía: NASA
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