Viaje a Mercurio

La NASA estaba perdiendo popularidad ya que las personas creían que para ser astronauta había que ser un SUPERHOMBRE o tener características muy especiales. Por esto mismo, se une a WONKA y crean un Ticket Dorado para que gente común y corriente pudiera tener la oportunidad de viajar fuera de la tierra. Resulta que nosotros 4, Coni, Damián, Marcela y Hernán, justo nos ganamos un ticket cuando compramos un chocolate WONKA porque… nos gusta el chocolate WONKA. La Marcela se comió un pedazo de ticket, pero en la NASA se rieron e igual la dejaron ir. Tomamos un avión a Houston, Texas en donde se encuentra la base espacial de la NASA que… obviamente nos salió gratis. Aquí nos mostraron los nuevos trajes que estaban diseñando y produciendo para viajes interplanetarios, pero a nosotros nos ofrecieron una alternativa mucho mejor, la cual era una crema especial que se aplica sobre la piel y esta te protege del frío y calor extremo. Luego de un entrenamiento breve ingresamos a la nave espacial.

Esta nave era lo último en tecnología ya que viajaba a una velocidad de 88.000 km/hr y la “hermana” de esta nave la habían utilizado en la misión “Nuevos horizontes” que se fue a Plutón. A esta velocidad, nos demoramos 40 días aproximadamente, ya que Mercurio se encuentra, cuando está cerca de nosotros, a 77 millones de km. y, cuando está lejos, a 222 millones de km. Mientras viajábamos sobre Venus, mentalmente nos preparábamos también para explorar Mercurio y descubrir sus misterios, sabiendo que nos íbamos a demorar en acostumbrarnos a los vestigios de gravedad que tenía, haciendo nuestra masa 4 veces más liviana. Al aterrizar suavemente en la superficie de Mercurio nos aplicamos la crema, que se tenía que aplicar cada ciertas horas y decidimos bajar a explorar. Pero antes… Marcela se empezó a sacar fotos, nosotros la retamos y nos fuimos a explorar. Nos sorprendimos por las grandes montañas rocosas que habían por un lado y por el otro era todo plano. Lo segundo que vimos fue el cielo y el color negro que tenía.

Como nosotros no sentíamos la temperatura, la NASA nos entregó un detector de temperatura que durante el día nos indicó como temperatura máxima 350º C y durante la noche -170º C. Un día en Mercurio son 59 días de la Tierra. Además, durante el amanecer, que allá duraba un poco más de 2 días terrestres, se produjo un efecto muy interesante, un “doble amanecer”, ya que el Sol apareció por el horizonte, pero luego se escondió para volver a salir y moverse normalmente sobre nosotros. Después de unos días explorando la superficie del planeta, escuchamos ruidos extraños, por lo que seguimos este ruido y nos encontramos con un enano verde llamado Oozag, que no tenía ningún parecido con el extraterrestre que conocíamos. Y él nos explica que antes toda su raza vivía en armonía hasta que los Hombres de Hielo llegaron y los invadieron, con la finalidad de congelar el sol para hacerlo habitable y que para ello debían asentarse en Mercurio, porque su planeta había sido destruido por… alguien.

Ya estaban empezando la fase de congelar el sol con unas máquinas que traían ellos que lanzaban helado de piña. (Foto del Sol azul) Así es como querían dejar el sol. Tomamos a Oozag, que era el último de su especie, y nos devolvemos al planeta tierra a contar lo que encontramos y ver como lo solucionábamos. De nuevo aterrizamos suavemente en la Base Espacial de la NASA en Houston. Nos encontramos con un hombre de color, vestido de negro, que se parecía a uno que sale en las películas, que nos estaba esperando, le relatamos lo que vimos y lo que nos contaron, le presentamos a Oozag y él nos dijo que él se encargaría de todo. Luego de unas semanas nos enteramos que un tipo rubio, fisicoculturista con un martillo fue a Mercurio y los mató a todos. Y así fue como se salvó el universo.

The

End

 Grupo:
- Damián Abarzua
- Marcela Inzunza
- Hernán Núñez
- Constanza Riveros

Fuente: confección propia.